/p>>Más del 90% del negocio del enoturismo se concentra en menos de un 1% de las bodegas. Los enoturistas buscan bodegas grandes y conocidas y dejan de lado las bodegas más pequeñas.

El enoturismo no es una moda pasajera, ha venido para quedarse. Cada vez más turistas tiene en cuenta esta opción y oferta a la hora de hacer una escapada y huir de las rutinas del día a día. Esta apuesta sin duda importante para el desarrollo del medio rural está enormemente concentrada en España. Un análisis realizado por turismodevino.com muestra cómo el total de visitas a bodegas que se realizan en España se concentran en menos de un 1% de las bodegas. Esta realidad se constata en todas las denominaciones de origen y en todas las regiones por igual, así más del 90% del negocio del enoturismo está hiperconcentrado en menos de un 1% de las bodegas nacionales.
Las estadísticas de Acevin, entidad que audita las visitas de las bodegas inscritas en las Rutas de vino de España, muestran unas cifras cercanas al millón y medio de visitas a bodegas al año. No todas las bodegas visitables se encuentran adscritas a alguna ruta, por lo que la cifra real de visitas es mayor en realidad.
Del análisis realizado por la web turismodevino.com se desprende que con tan sólo las visitas a 25 de las grandes bodegas de España se alcanza una cifra que ronda el 90% de las visitas auditadas. Entre las grandes bodegas que reciben más visitas se encuentran:
– las bodegas del Marco de Jerez, con el liderazgo de por Gonzalez Byass,
– las tres grandes bodegas catalanas: Freixenet, Codorniu y Torres,
– y bodegas como Protos, en Ribera del Duero, o Marqués de Riscal, en la Rioja Alavesa.

Tecnovino bodegas enoturismo Espana mas visitadas
Por orden de izda. a dcha. y de arriba a abajo fotos de las bodegas que concentran más visitas: Gonzalez Byass, Freixenet, Codorniu, Torres, Protos y Marqués de Riscal.

El enoturismo en España es una realidad que se entiende en su mayor parte como la visita a una marca reconocible, según el análisis realizado. En otros países, la curiosidad del consumidor es mayor y las motivaciones para realizar una visita incluyen el diálogo con los productores, algo que se menciona como «aún poco frecuente en nuestras denominaciones de origen, si bien son ese tipo de visitas las que generan más venta de vino».
Muchas bodegas pequeñas se nutren de las visitas a las que no pueden dar respuestas las marcas más grandes. “La reserva es fundamental en las grandes bodegas para asegurar la visita el día y hora deseada. ¿Qué ocurre si un turista llega sin reserva a una bodega ya completa? Termina por lo general visitando una bodega cercana menos conocida”, explica Luis Lechuga, fundador de turismodevino.com.
A pesar de lo anterior, la realidad del turismo enológico no cumple ni siquiera con la regla del 80/20 de Pareto. Si bien es difícil estimar el número de bodegas que existen en España, las cifras son más que elocuentes: 25 bodegas no representan más del 1% del total de productores de España, y los datos de las visitas que reciben dejan a las claras que el pastel del enoturismo se reparte entre muy pocas bodegas.
“Muchas bodegas pequeñas no ven con buenos ojos la inversión en enoturismo al entender que las cifras de visitantes no serán muy altas, y por tanto tampoco las ventas. Si bien es un argumento que se puede entender, hay también que pensar que el éxito de algunas bodegas pequeñas no se debe a una gran inversión, sino a haber encontrado la necesaria diferenciación en su producto y a haber sabido distribuirla y vender su producto. Ofrecer un curso de cata con los propietarios, o una actividad específica para la vendimia son cosas impensables en bodegas grandes que carecen de la flexibilidad de bodegas pequeñas. Éstas deberían buscar la calidad en el turista que les visita, y realizar actividades que atraigan a consumidores curiosos que puedan vincularse a sus marcas”, añade Lechuga.