El proyecto de la bodega centenaria Gómez Cruzado, que lideran Juan Antonio Leza y David González, ha sido analizado en el Basque Culinary Center como ejemplo de modelo de calidad en Rioja. Ambos expertos, compartieron con los alumnos del Máster de Sumillería y Enomarketing su propuesta de valor en Rioja con un proyecto de vinos de calidad, dictados por el paisaje y la herencia de la región.

Tecnovino Gomez Cruzado
Juan Antonio Leza y David González lideraron el cambio de rumbo de la centenario bodega Gómez Cruzado

Los viticultores y enólogos Juan Antonio Leza y David González compartieron con los alumnos del Máster de Sumillería y Enomarketing del Basque Culinary Center (BCC) de San Sebastián su relato de Rioja. Ambos deconstruyeron su proyecto de revitalización de la Bodega Gómez Cruzado, centenaria del Barrio de la Estación de Haro, en la que definieron una propuesta vitícola, enológica y de posicionamiento en el mercado de vinos de calidad, dictados por el paisaje y la herencia de Rioja.
Leza y González trazaron el viaje desde la viña que les llevó a construir un proyecto empresarial en el que comenzaron a colaborar en 2008 como asesores y a cuya dirección llegaron en 2013 para liderar y afianzar el cambio de rumbo en esta casa centenaria, Gómez Cruzado, fundada en 1886.
En su defensa de un modelo de calidad en Rioja, Juan Antonio Leza apuntó en su exposición que “Rioja se ha convertido en una Denominación de origen Grande, en vez de una Gran denominación de origen. Está en una situación de no retorno. Lo que todos tendremos que hacer es buscar una fórmula inteligente que permita la convivencia de bodegas orientadas hacia el volumen a bajos precios con otras, como Gómez Cruzado, enfocadas hacia un modelo más artesanal y de calidad premium. Todo ello sin que un modelo perjudique al otro”.

Hay vida más allá del tempranillo

En los últimos 30 años esta denominación ha perdido diversidad de variedades y se ha encaminado hacia la hegemonía del tempranillo, reconociendo sus virtudes como región en la que se producen los mejores vinos con esta variedad. “La diversidad es positiva, siempre existió y la estamos perdiendo. Hay vida más allá del tempranillo”, recordó Leza.
Detalló que la superficie de cultivo ha crecido un 70% en las tres últimas décadas, suelos que no tenían vocación vitícola se han destinado a tal fin. En esa ganancia de superficie, se ha ido a un modelo más productivo, de precios más bajos, más global”.
Leza incidió en que “cuando se pretende vender la botella a cierto precio hay que poner dentro de ella el patrimonio cultural que nos rodea, como la historia, el paisaje, la gastronomía y el saber hacer de la región”. A este respecto enfatizó que la viña en vaso es un patrimonio cultural, forma parte de un paisaje antropizado, con paisanaje en ese paisaje, que vale la pena cuidar y proteger por su valor identitario. Y es una responsabilidad que las bodegas deben asumir”.

Diferenciarse en un mercado saturado de marcas

Juan Antonio Leza advirtió de las dificultades de hacer frente a un mercado del vino saturado de marcas y altamente competitivo. “Las bodegas están llenas de magníficas ideas y magníficos vinos. Pero hay que acertar con tu estrategia. Nosotros tomamos la decisión de diferenciarnos desde la prudencia. Las marcas que perduran y sobreviven son las que se han construido desde la perseverancia y la constancia de muchos años haciendo las cosas bien; además del irrenunciable paraguas de la máxima calidad”.
Gómez Cruzado también realzó el enoturismo como una forma de ganar embajadores de marca sensibles al discurso de la cultura, el paisaje y la gastronomía que envuelven al vino y como fuente de ventas con peso significativo.
David González se remontó al trabajo de branding que ha abordado Gómez Cruzado en los últimos años para construir una imagen corporativa acorde con los orígenes de la bodega, la tipografía utilizada a comienzos de siglo, un packaging clásico para «una bodega clásica en método pero con vinos de resultado contemporáneo”.
El enólogo explicó, en una cata de todos los vinos de la bodega, cómo se ha logrado un portafolio con dos gamas que conviven sinérgicamente: “Una familia central con vinos que toman lo mejor del Rioja tradicional, en los que se ensamblan uvas de diferente procedencia de Rioja Alta y Alavesa ”. Y una Selección Terroir de tres vinos, en la que la bodega ha explorado “las pequeñas riojas de Rioja, al igual que otras grandes zonas del mundo como Burdeos, yendo a la búsqueda de la expresión de paisajes vitícolas privilegiados de la falda de Sierra Cantabria, la Sierra de la Demanda y los Montes Obarenes.