La Denominación de Origen Ribera del Duero ha concluido la Vendimia 2025, una campaña que será recordada por su abundancia, calidad y resiliencia, culminando con una recolección total de 129.555.457 kilos de uva, lo que la sitúa como la segunda cosecha más abundante de la última década.
La DO Ribera del Duero cuenta con una superficie inscrita de 27.468,59 hectáreas, por lo que se ha alcanzado un rendimiento medio de 4.716,50 kg/ha. Las variedades tintas volvieron a ser protagonistas, con una representación del 98,89% de toda la uva vendimiada, con una excelente sanidad y calidad pese a los desafíos climatológicos registrados durante el ciclo.

El inicio del ciclo vitícola estuvo condicionado por la presencia de mildiu y por diferentes accidentes climatológicos, como el pedrisco, que afectó a varias zonas de la denominación. A pesar de este contexto, la denominación resalta que «los viticultores de Ribera del Duero han demostrado una vez más su capacidad de adaptación, logrando que la uva alcanzase una maduración lenta, completa y equilibrada, incluso en un año catalogado como cálido».
La vendimia comenzó oficialmente el 28 de agosto y finalizó el 28 de octubre, abarcando dos intensos meses de trabajo durante los cuales desde el Consejo Regulador se llevaron a cabo continuos análisis de los índices de maduración para ayudar a las bodegas inscritas a decidir el momento óptimo para la vendimia.
Enrique Pascual, presidente del Consejo Regulador de la D.O. Ribera del Duero, comenta que “la vendimia 2025 vuelve a demostrar la fortaleza de Ribera del Duero. A pesar de los desafíos climatológicos del año, nuestros viticultores y bodegas han sabido gestionar el viñedo con precisión y compromiso, logrando una uva de calidad excepcional y una de las cosechas más abundantes de la última década. La maduración lenta y completa, unida al trabajo riguroso en el campo y al esfuerzo en los controles, ha dado lugar a vinos equilibrados, expresivos y con un gran potencial de guarda. Esta añada refleja lo mejor de nuestra denominación: resiliencia, profesionalidad y una identidad enológica única”.
Compromiso con la calidad
La apuesta de la DO Ribera del Duero por una viticultura de precisión y respeto por la materia prima vuelve a quedar reflejada en los datos de la campaña 2025.
En el 2025, la vendimia manual representó el 65,35% de la superficie inscrita, consolidando la preferencia del sector por un modelo de recolección que prioriza la excelencia. Este sistema permite que la selección de los racimos comience directamente en la cepa, asegurando que solo la fruta en mejores condiciones llegue a bodega.
Además, la recolección manual reduce significativamente el daño en las uvas y en las vides, conservando la integridad del viñedo y favoreciendo la entrada de racimos con un estado sanitario óptimo, un aspecto especialmente relevante en una añada marcada por episodios de mildiu y pedrisco.
Los vinos de 2025
Pese a ser catalogada como una añada cálida, la climatología del tramo final del ciclo permitió una maduración lenta, equilibrada y completa, lo que favoreció que la uva fuese vendimiada en su punto óptimo. El resultado es una cosecha con un perfil de gran interés enológico, cuyos vinos llegarán al mercado mostrando armonía, profundidad y un destacado potencial de envejecimiento.
Los blancos y rosados de 2025 presentarán una alta intensidad aromática, acompañada de una marcada estructura y complejidad en boca. Este carácter, especialmente notable en los blancos, permitirá que muchos de ellos evolucionen positivamente en procesos de guarda y permanencia en barrica.
En cuanto a los tintos, la añada ofrecerá vinos de taninos pulidos y sedosos, con un equilibrio preciso entre grado alcohólico y acidez. El elevado punto de color, favorecido por el pequeño tamaño de la baya, augura tintos con gran capacidad de envejecimiento y un perfil que recuerda a la destacada añada 2024, combinando elegancia, frescura y profundidad.
En conjunto, la añada 2025 refleja la resiliencia del viñedo, la maestría de los viticultores y enólogos y la extraordinaria diversidad de suelos, altitudes y orientaciones que definen la identidad única de la denominación de origen.