La limpidez es un requisito imprescindible para determinar la calidad de un vino y es una de las características a las que el consumidor presta mayor atención. Para garantizarla, los bodegueros tienen a su disposición el modelo HI 83749 de la firma Hanna Instruments que, además de medir la turbidez del vino, permite verificar la estabilidad proteica del mismo a través del sistema Bentocheck.

Durante las diversas fases del proceso de vinificación, la turbidez es uno de los parámetros que deben ser controlados con mayor atención. Mediante la observación y la progresiva eliminación de las partículas en suspensión (levaduras, residuos vegetales, proteínas, etc.) se busca obtener un vino transparente. Sin embargo, eliminar demasiada turbidez puede dejar a las levaduras sin los nutrientes para su desarrollo y sin el soporte que evite que se depositen en el fondo, provocando con ello paradas de fermentación y vinos de peor calidad.

medidor turbidez

Para ayudar a los bodegueros con esta tarea, Hanna Instruments ha desarrollado el turbidímetro HI 83749, que permite controlar y monitorizar la turbidez con extrema facilidad durante todo el proceso de vinificación. Además, este aparato incluye un indicador de estabilidad proteica (bentonita) para determinar la capacidad del vino de permanecer limpio y brillante durante su conservación en botella.

Así, a través del sistema Bentocheck, el medidor HI 83749 permite determinar con precisión la estabilidad proteica del vino en un minuto y realizar un ensayo de la cantidad justa de bentonita que se ha de añadir para garantizar la calidad y la estabilidad en el tiempo del vino, evitando de este modo que las sobredosificaciones minen su calidad organoléptica.

Respecto a sus características técnicas, el turbidímetro HI 83749 de Hanna Instruments está dotado de un display retroiluminado para utilizarlo cómodamente incluso en condiciones de escasa luminosidad; un puerto USB para la transferencia rápida de los datos al PC; la función AVG (media), que permite una mayor repetibilidad de las lecturas, y la función GLP (Good Laboratory Practice). También incorpora el sistema “Fast tracker”, que permite memorizar las lecturas efectuadas en diversos momentos incluso de diferentes tipos de vino, lo que libera al personal de la bodega de preocuparse por apuntar el resultado de las mediciones y el número del depósito de la bodega.