Revitalizar las zonas de montaña y hacerlas más resistentes al cambio climático, con este objetivo se ha puesto en marcha desde este verano el proyecto LIFE MIDMACC. Durante los próximos cinco años, esta iniciativa liderada por el CREAF, trabajará en zonas de montaña de La Rioja, Aragón y Cataluña. Además de recuperar zonas de pasto y prevenir el bosque frente a incendios, pretende valorar el papel de la viña en la montaña para encontrar nuevos escenarios donde introducir viñedos.

Tecnovino proyecto LIFE MIDMACC
El proyecto trabajará en zonas de montaña del sur de los Pirineos

La viña en zonas de montaña es unos de los apectso en los que se va a centrar el proyecto LIFE MIDMACC. Las zonas de montaña del sur de Europa son muy sensibles al cambio climático. En las zonas de montaña media (entre los 500 y los 1.000 metros de altura), ya es un hecho evidente que hay menos agua disponible, que las sequías son más largas y severas, y que la frecuencia de incendios forestales está aumentando.

Además, son zonas que sufren una despoblación progresiva por falta de oportunidades. En este contexto nace el proyecto LIFE MIDMACC, Mid-mountain adaptation to climate change, que tiene como objetivo estimular el desarrollo local de estas zonas y, al mismo tiempo, gestionar estos paisajes para hacerlos más resistentes al cambio climático.

Se trata de un proyecto liderado por el CREAF, y que cuenta con la participación como socios del IRTA y otras instituciones como el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC), el Observatorio Pirenaico de Cambio Climático (OPCC-CTP ), la Oficina Catalana del Cambio Climático (OCCC), la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), la Universidad de Zaragoza (UNIZAR) y la Universidad de la Rioja (UR).

Un nuevo escenario de adaptación y alternativas

El IRTA trabaja en el proyecto desde la coordinación del investigador Xavier Aranda y la participación de los científicos y científicas Felicidad de Herralde, Robert Savé, Marc Viñas, Anna Puig y Elsa Varela (del CREDA). Este equipo coordina el ámbito de los viñedos de montaña, que incluye campos en el Empordà, la Cerdanya y La Rioja.

En esta actividad se pretende evaluar el papel de la viña en zonas de montaña como factor de adaptación de la agricultura de montaña al cambio climático, y también como nuevo escenario para la viña.

«Gracias a nuestra investigación los productores agrícolas podrán hacer previsiones y adaptarse al cambio climático con antelación y perspectiva» explica Xavier Aranda. «En este contexto, propondremos alternativas en el campo de la agricultura a otras actividades económicas que quizás no se podrán mantener», añade el investigador.

LIFE MIDMACC trabajará en zonas de montaña en el sur de los Pirineos: la Rioja, Aragón y Cataluña (en concreto, en la zona de la Albera). En estos territorios se implementarán medidas para gestionar el paisaje que, al mismo tiempo, mejoren su desarrollo socioeconómico e incrementen la resiliencia a los impactos del cambio climático.

Serán medidas pensadas para promover tres actividades agro-silvo-pastorales que ya eran comunes en estas zonas en épocas pasadas: recuperar pastos donde ahora hay matorrales, haciendo desbroces e introduciendo ganadería extensiva; gestionar el bosque para la prevención de incendios, también con la ayuda de la ganadería extensiva; e introducir viñedos en zonas de montaña.

Bosque, cultivos y pastos forman un mosaico

Uno de los focos del proyecto es la recuperación del paisaje combinado, donde el bosque, los cultivos y los pastos sean las “piezas” de un mosaico agro-silvo-pastoral. Un paisaje mixto que es capaz de aportar una mayor biodiversidad, que aporta más servicios ambientales o ecosistémicos vitales para la sociedad y que es más sostenible y resiliente al cambio climático.

“En las últimas décadas, este mosaico se ha ido perdiendo progresivamente debido al abandono rural y la reducción de la actividad socioeconómica, lo que ha provocado que las zonas de pasto y cultivo en desuso hayan pasado a bosque o matorral con la consecuente homogeneización del paisaje», comenta Diana Pascual, una de las coordinadoras del proyecto.

El proyecto también cuantificará los beneficios de aplicar estas medidas de adaptación, desde un punto de vista ambiental y económico, en las tres áreas estudiadas. Así, podrá ofrecer recomendaciones al sector agroforestal y coordinar políticas con las administraciones públicas.

Como producto final del proyecto, elaboraremos una guía para la adaptación de las zonas de montaña media, válida y replicable en otras regiones montañosas del sur de Europa”, concluye Eduard Pla, el otro coordinador.

El proyecto cuenta con la participación de diferentes actores vinculados a los territorios donde se implementará el proyecto, que se coordinarán a través de diferentes comités territoriales. En estos comités habrá representantes del sector agrícola y forestal, de la administración local y autonómica, del ámbito de la investigación, de asociaciones ambientalistas y de la sociedad civil.

El proyecto comenzó este verano y tiene una duración de 5 años. La Comisión Europea, a través del Programa LIFE (Adaptación al Cambio Climático) aporta 1.427.639 €.