Las bodegas de Aranda de Duero (Burgos) se consideran Bien de Interés Cultural, con categoría de conjunto etnológico, así lo ha dado conocer el Consejo de Gobierno de la Junta de Castilla y León. Se trata de un reconocimiento a la relevancia y singularidad de estas bodegas y a la labor de los arandinos que han mantenido y conservado este legado en buen estado de conservación a lo largo de la historia.

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Las bodegas subterráneas de Aranda de Duero están construidas bajo las casas de la localidad. Foto: Asociación para el Desarrollo Rural Integral de la Ribera del Duero Burgalesa y Ayuntamiento de Aranda de Duero.

Las bodegas de la ciudad burgalesa de Aranda de Duero han sido declaradas Bien de Interés Cultural, con categoría de conjunto etnológico, tras el acuerdo tomado por el Consejo de Gobierno de Castilla y León.
Debido a la complejidad del conjunto de bodegas, derivada de su propia estructura y de una titularidad y uso mayoritariamente privadas -aunque la declaración afecta a todo el conjunto- se concreta la obligación de visita pública únicamente en las dos bodegas propiedad del Ayuntamiento de Aranda de Duero, conocidas como ‘Las Caballerizas’ y ‘Las Ánimas’. Además, se determina la compatibilidad con los usos tradicionales y habituales que se vienen realizando en el conjunto de las bodegas por los titulares y colectivos sociales y que permiten la correcta conservación del conjunto etnológico. La visita a las dos bodegas municipales servirá como ejemplo y representación del conjunto bodeguero arandino y permitirá la compresión del valor cultural del conjunto en su integridad.
Esta declaración implica el reconocimiento de la relevancia del bien en su totalidad integrado tanto por valores materiales como inmateriales, por lo que la protección se extiende al conjunto de infraestructuras y elementos auxiliares que conforman las bodegas -capillas, zarceras, sumideros y respiraderos-, la red de galerías del subsuelo –con más de cinco kilómetros- y los accesos y dependencias relacionadas con la actividad mercantil –lagares, portalones, cañones y naves-, conforme a la documentación de cada bodega.
Las bodegas subterráneas están repartidas por toda la Ribera del Duero, pero el máximo ejemplo se da en Aranda de Duero. Aquí, a lo largo de más de 7 kilómetros de casco histórico y a través de 135 bodegas, construidas bajo las casas de los habitantes a partir del siglo XIII, bullía la actividad mercantil relacionada con la producción enológica.
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Bodega subterránea de la Peña Tierra Aranda en Aranda de Duero. Foto: Asociación para el Desarrollo Rural Integral de la Ribera del Duero Burgalesa y Ayuntamiento de Aranda de Duero.

Las bodegas visitables del Ayuntamiento de Aranda de Duero

Las dos bodegas propiedad del Ayuntamiento de Aranda de Duero, ‘Las Caballerizas’ y ‘Las Ánimas’, podrán ser visitadas, como representativas de todo conjunto. En ellas el consistorio llevó a cabo tareas de acondicionamiento y accesibilidad, además de crear un centro de interpretación con visitas guiadas con el objetivo de difundir el conocimiento de los valores de este conjunto etnológico; también se ha implantado un sistema de visita virtual en tres dimensiones que permite el acceso y la visualización de más de 20 bodegas integrantes del conjunto etnológico. En la declaración, según indica el comunicado de la Junta de Castilla y Léon, «se ha considerado que los valores que se declaran en el conjunto de las bodegas son compatibles con los usos tradicionales y habituales por parte de los titulares y colectivos sociales que las vienen utilizando y que permiten la correcta conservación de todo el conjunto etnológico«.
El conjunto tradicional de las bodegas de Aranda de Duero se caracteriza por su estrecha vinculación al nacimiento y desarrollo urbano de la villa. Gran parte del complejo bodeguero arandino se construyó en el último cuarto del siglo XV y se localiza en el entorno histórico de la villa si bien existe un grupo de bodegas fuera de la antigua muralla. El conjunto etnológico de las bodegas de Aranda de Duero comprende todo un legado patrimonial relacionado con la arquitectura del vino. Se trata de un patrimonio complejo debido a la propia estructura de las bodegas y a la titularidad mayoritariamente privada. Este patrimonio singular está conformado por una red de bodegas excavadas bajo las casas y todo lo necesario para llevar a cabo las tareas de estrujado, prensado, trasiego y almacenado del vino, lagares o jaraíces. Según indica la Junta de Castilla y León, «el uso y disfrute de estas bodegas desde hace siglos ha determinado una configuración del territorio y unas formas de vida específicas que representan la identidad de los arandinos, su memoria histórica y colectiva para ser transmitidas a generaciones futuras».