/p>>El tinto Camino, uno de los vinos con mayor proyección del Empordà y eje de la gama de la bodega de Marc y Emma Bournazeau en esta denominación, se posiciona en los mercados internacionales.

Una nueva añada del ya conocido tinto Camino acaba de ver la luz tras sus 12 meses de crianza en madera. El vino que toma el nombre del conocido poema de Antonio Machado -y que inspira la filosofía de trabajo y perseverancia que impera en Terra Remota- ha sido uno de los ejes de la gama de Terra Remota desde su creación.
En efecto, con una producción de 60.000 botellas, Camino es el vino de mayor volumen de Terra Remota. Sin embargo, hay que precisar que en la bodega de Marc y Emma Bournazeau la producción nunca sacrifica la calidad, sino que, al contrario, se supedita a ella, informan en un comunicado. Por ello, indican que «desde el lanzamiento de su primera añada, la 2006, Camino ha ido penetrando en los mercados nacionales e internacionales a la par que se reconocían sus méritos». En estos momentos, la red de mercados exteriores de Terra Remota ya incluye países como Francia, Suiza, Brasil, Dinamarca, Holanda, Italia, Bélgica y los EEUU, a los que la bodega exporta un 70% de su producción.
En una añada caracterizada por la cantidad y calidad de la vendimia, Camino 2011 ofrece la complejidad y redondez propia de los vinos de coupage: Garnatxa, Syrah, Cabernet Sauvignon y Ull de Llebre, en orden de aparición, aportan lo mejor de su estirpe para lograr un vino equilibrado y muy rico. Como en el resto de la gama, toda la uva procede de la finca de 23 Ha que Terra Remota cultiva con mimo en la DO Empordà, en una zona de naturaleza granítica que en 2012 obtuvo la certificación de agricultura ecológica.
Tras la selección de las uvas a su entrada en bodega, la vinificación tiene lugar parcialmente en depósitos de acero inoxidable y en depósitos de madera de 55 Hl. La crianza en madera se realiza en barricas de 225 y 500 l.
Destacando por su finura aromática, Camino 2011 ofrece en nariz confitura de cerezas, vainillas, sotobosque y garriga. En boca se aprecian especialmente sus taninos aterciopelados y se muestra amplio y carnoso, con recuerdos de regaliz y confitura de frutos rojos que combinan armónicamente con notas de pan tostado.