Alma de Luzón se renueva por dentro y por fuera y se ha desarrollado para unir las emociones con los sentidos, señalan desde Bodegas Luzón. Se elabora con un coupage formado por 80% Monastrell y 20% Syrah y el resultado es un vino fresco y con carácter.

Alma de Luzón, un coupage de Monastrell y Syrah, es «un vino creado para unir las emociones con los sentidos: Desde el tacto aterciopelado en su etiqueta, a la vista por la viveza de su color, el olfato y, por supuesto, el gusto». «. Así lo describen en Bodegas Luzón.

Se elabora con un coupage compuesto por 80% Monastrell y 20% Syrah, variedades que crecen en un terreno que ofrece uvas de gran intensidad aromática y buen equilibrio entre azúcar y acidez.

Llega cambiado y se renueva, tanto por dentro como por fuera, para ofrecer lo mejor de sus cualidades en todos los niveles.

Bodegas Luzón explica que se trata de un vino de color cereza profundo, con aromas expresivos e intensos de los cuales destacan notas de frutos rojos y negros. Y añaden: «En boca, lo encontramos suculento, con una frescura de gran carácter y tipicidad. Sin duda, un tinto con mucha personalidad«.

¿Por qué Alma de Luzón?

Para Bodegas Luzón la creación de este nuevo vino «radica en la búsqueda del Alma, un tema sugerente al que cientos de pensadores, historiadores, filósofos y científicos han dedicado su vida desde los tiempos más remotos para dar respuesta a esta pregunta».

Se ha demostrado finalmente que el Alma, «entendida como esa capacidad para recordar momentos importantes y, sobre todo, emocionarse ante las distintas situaciones, reside en el cerebro a través de sus conexiones neuronales,«, destacan. Precisamente estas conexiones neuronales se han querido representar en una nueva etiqueta como una explosión de sabores y emociones.

Una vendimia manual y 16 meses en botella

Tras una vendimia realizada de manera manual, en cajas de 15 kg, se ha dejado macerar la fruta a baja temperatura, seleccionando racimos y realizando una fermentación alcohólica en barricas de 500 litros. Posteriormente, se pasa a barricas nuevas de roble francés y americano para la realización de la fermentación maloláctica y su crianza de 22 meses.

Antes de salir al mercado, este nuevo tinto, que se presenta en una edición limitada de 4.858 botellas, ha pasado 16 meses de reposo en botella. En Bodegas Luzón señalan que han esperado «su momento justo para conquistar a los paladares más exigentes, como también para satisfacer a aquellos que buscan un vino fresco, con gran personalidad y elegancia».