La bodega española Bodegas Luzón regresa a sus orígenes con un Altos de Luzón que viene renovado tanto por dentro como por fuera. Es el resultado de los mejores racimos de Monastrell y de 12 meses de crianza en barricas de roble americano y francés.

Para Bodegas Luzón «si existe un vino representativo» de su firma «ha sido y es Altos de Luzón«. Señalan que es un producto «que con el paso de los años se ha convertido en referente de calidad a nivel internacional y clara seña de identidad de los vinos procedentes de la zona vinícola de Jumilla, al sureste de España en la Región de Murcia».

Tecnovino Altos de Luzon de Bodegas Luzon detalle

Este 2020, y tras el cambio de otras de sus referencias más Premium, Alma de Luzón, la bodega ha decidido ir más allá y elaborar un vino renovado tanto por dentro como por fuera, realizado únicamente con uvas de Monastrell y que pretende volver a los orígenes de la bodega y de los propios vinos de la Denominación de Origen Jumilla.

El nuevo Altos de Luzón es un homenaje a la especial identidad de Jumilla

Una tierra forjada por un clima duro, con una altitud media de 650 metros que hace que la tierra sea áspera y seca, representada por una nueva etiqueta. Un diseño rudo y singular pero lleno de belleza, pleno reflejo de la tierra donde nace el vino, «el lugar donde la variedad Monastrell muestra su mejor versión», destacan desde Bodegas Luzón.

Tecnovino Altos de Luzon de Bodegas Luzon

Para la bodega «el resultado, tras un cuidado proceso que se inicia ya en la selección de los mejores racimos de Monastrell y 12 meses de crianza en barricas de roble americano y francés, es todo un regalo tanto para los aficionados como para los paladares más exigentes».

Un vino de sabor marcado, pero que aporta la frescura propia del clima mediterráneo y que como la propia contraetiqueta dice, es “algo único, bello y hermoso” a descubrir.

Notas de cata

De color rojo profundo con reflejos rubí, sus aromas son expresivos e intensos, con notas de frutos rojos y negros, especias dulces y suaves ahumados de la crianza. En boca es franco con una frescura vivaz que habla de la añada, apoyada en su carácter frutal.

De paladar amplio y con volumen, con taninos finos y un final persistente en el que se puede apreciar su complejidad. Es un tinto singular que transmite el terruño y filosofía de esta bodega de Jumilla.