La vendimia 2025 en Cataluña confirma una recuperación significativa de la producción de uva tras años de sequía, con un aumento generalizado en variedades blancas y negras y perspectivas optimistas para el sector.

El Institut Català de la Vinya i el Vi (INCAVI) ha presentado los datos de la vendimia 2025 en Cataluña, que se encuentra prácticamente finalizada. La campaña confirma una clara recuperación del volumen de uva respecto al año anterior, consolidando una tendencia positiva tras varios años marcados por la sequía.

El volumen de uva entrado en bodega ha aumentado un 38% en variedades blancas y un 19% en variedades negras en comparación con la vendimia 2024. Pese a esta mejora, la producción total aún se mantiene por debajo de la media histórica (2013-2023), con un 12% menos en blancas y un 34% menos en negras.

Entre las variedades blancas destacan xarel·lo, pansa blanca y cartoixà, con incrementos superiores al 60%, mientras que parellada (+50%) y chardonnay (+36%) también presentan crecimientos notables. En conjunto, estas variedades superan ampliamente los volúmenes de la campaña pasada, especialmente en las zonas del Penedés y Alt Camp, donde la mejora de las condiciones meteorológicas y una mejor gestión hídrica han permitido una buena maduración.

En el caso de las variedades negras, merlot, trepat y pinot noir reflejan la recuperación progresiva de la viña tras años de estrés hídrico.

Distribución por Denominaciones de Origen

La DO Cava es la que más incrementa el volumen de uva entrado, con cerca de 198 millones de kilos de variedades blancas y 13,9 millones de negras, un aumento del 45% respecto al 2024. También crecen los volúmenes destinados a DO Catalunya, con 19,4 millones de kilos de blancas y 16,2 millones de negras, en ambos casos por encima de la campaña anterior.

Otras DO como Empordà, Conca de Barberá o Pla de Bages también presentan recuperaciones moderadas, aunque aún por debajo de la media de la década. En cambio, la DOQ Priorat muestra una disminución de la uva entrada, debido tanto a la sequía persistente, como al hecho que la campaña aún no está finalizada. Cabe destacar, además, que esta DO acostumbra a cerrar la vendimia avanzado el mes de octubre, especialmente en viñedos de maduración lenta.

Una cosecha de transición hacia la normalidad

La vendimia 2025 representa, pues, una cosecha de transición después de años muy difíciles. Aunque aún no se asumen los valores históricos, la recuperación es clara y generalizada. Las buenas condiciones meteorológicas de este verano -con precipitaciones puntuales y temperaturas moderadas-, junto a una gestión más eficiente del agua y la resiliencia del sector, han sido factores claros para asumir esta mejora.

Así señalan que este incremento de producción permitirá a las bodegas disponer de una base más equilibrada de materia primera, manteniendo la apuesta por la calidad y la sostenibilidad que caracteriza la viticultura catalana.

El Barómetro del Consumo 2025 refleja seis grandes oportunidades para el vino catalán

Los datos del nuevo Barómetro del Consumo en Cataluña 2025. El estudio revela una tendencia clave: aunque el consumo de vino sigue a la baja, el ritmo de caída se ha desacelerado, abriendo un margen de oportunidad para el sector. El consumo semanal, que era del 21% el 2023, se sitúa ahora en el 19%.

El vino catalán continúa siendo valorado por su calidad, tradición y proximidad, pero aún hay desconocimiento sobre la procedencia —1 de cada 5 consumidores no sabe de donde es el vino que bebe, una cifra que llega al 25% entre los jóvenes.

Seis tipos de oportunidades para reforzar la relación entre el vino catalán y los consumidores

El barómetro identifica seis tipos de oportunidades para reforzar la relación entre el vino catalán y los consumidores:

  • Capitalizar la proximidad y la sostenibilidad. El 40% de los consumidores valora la producción sostenible y 3 de cada 4 quieren envases reciclables o retornables. El vino catalán puede reforzar su relato como «producto bueno, cercano y responsable», conectado con el paisaje y el territorio. Las etiquetas interactivas o códigos QR pueden ayudar a explicar esta historia.
  • Normalizar el vino fuera de las celebraciones. El vino aún se asocia a ocasiones especiales, pero 6 de cada 10 catalanes consideran atractivo tomarlo con tapas o aperitivos. Ofrecer formatos y momentos más informales puede abrir la puerta a nuevos hábitos de consumo cuotidianos.
  • Rejuvenecer la categoría. Los jóvenes continúan siendo el segmento más distante con el vino. Innovaciones como formatos más pequeños, cócteles con vino u opciones con menos graduación pueden revertirlo. De hecho, 1 de cada 4 catalanes bebería más vino si tuviera menos graduación, y un 40% de los jóvenes muestra un interés claro por estas opciones.
  • Simplificar la elección. Más de la mitad de los consumidores —especialmente mujeres y jóvenes— reconocen que escoger un vino les resulta complicado. El barómetro apunta a prescriptores digitales, apps y recomendaciones visuales sencillas como herramientas para guiar el consumidor y hacerlo sentir más seguro.
  • Potenciar la experiencia y el enoturísmo. El 72% de los catalanes muestra interés por actividades de enoturísmo, y el 42% ya ha hecho alguna. El vino catalán tiene aquí una puerta de entrada emocional: experiencias que combinen catas, gastronomía, paisaje y cultura pueden consolidar nuevos vínculos con el público.
  • Hacer el salto a lo digital. El recuerdo de campañas publicitarias sobre vino sube hasta el 48%, pero el gran reto es conectar con los canales donde está la nueva generación. Instagram y TikTok emergen como espacios clave para comunicar de forma más visual, cercana y experiencial, alejándose del tono solemne y técnico.

Un relato más cercano y contemporáneo

El barómetro concluye que la oportunidad no es solamente de consumo, sino también de percepción y narrativa. El vino catalán tiene una base sólida de valores —calidad, territorio y tradición—, pero tiene que ser capaz de expresarlos con un lenguaje más fresco, cotidiano y accesible.

El informe del INCAVI resume que “el vino catalán puede recuperar terreno si se presenta como una experiencia cercana y responsable. Hace falta menos solemnidad y más emoción compartida».