Javier Murúa, director del grupo Muriel Wines, fue el encargado de hacer un recorrido por los 70 años de producción enológica de Conde de los Andes con una cata cuyo embajador de marca fue Raúl Igual.

Una bodega con historia, en un entorno privilegiado, Rioja Alta, con unas instalaciones que incluyen calados excavados a lo largo de los siglos, en el barrio de bodegas de Ollauri… con esta descripción seguro que ha despertado inter´és suficiente tanto por conocer su interior como por probar los vinos que ofrece. Así tres edificios antiguos y la espectacular trama de calados subterráneos albergan Bodegas Ollauri-Conde de los Andes.

La bodega celebró una cata en Madrid, con una treintena de asistentes. A través de siete vinos, Javier Murúa, director del grupo Muriel Wines, al que pertenece la bodega, hizo un recorrido por más de 70 años de producción enológica, con una selección de siete vinos, donde hubo añadas históricas, como la del blanco semidulce 1948.

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Los vinos que formaron parte de la cata de Conde de los Andes

La cata, reflejo del momento de crecimiento que vive Conde de los Andes, según indican desde la propia bodega, contó con Raúl Igual, como nuevo embajador.

«Potenciar la visibilidad de un proyecto que mantiene una línea de desarrollo a través de nuevos vinos de vinificaciones diferentes y estudiadas, a la vez que implica salvaguardar el legado de una colección histórica única«, declaraba Murúa sobre este encuentro.

Raúl Igual, por su parte señaló que para él ha significado «un reto profesional. Descubrir la bodega, sus calados, sus vinos y añadas históricas ha sido un recorrido especial, ya que me identifico con el proyecto, su filosofía de empresa y sus valores«.

Raúl Igual es premio a mejor sumiller (2010 – 2021), por International Wine Challenge Merchant Awards Spain y Advanced Sommelier por The Court of Master Sommeliers en Londres, y ha empezado a colaborar con Conde de los Andes este año 2022. Esta cata se ha vivido como la formalización de esa colaboración, que permitirá desarrollar otras acciones, como pequeños vídeos de cata.

«Lo que sobre todo ha mostrado esta cata es la línea de lo que la bodega quiere hacer: manteniendo su base en la selección y en la calidad en el viñedo, ya que los vinos tienen una gran limpieza. Se aprecia cómo cuenta con muy buena calidad en la uva, así como con mucho cuidado en la elaboración. No se dan oxidaciones extrañas y lo que se percibe en este proyecto es mucho criterio», ha destacado el sumiller.

Después de conocer qué les había parecido a los asistentes el recorrido con vinos seleccionados, Igual señaló: “del blanco que hemos catado de 2019 me ha encantado descubrir la añada nueva, la frescura, la intensidad que tiene y todo su potencial de envejecimiento. Duermevelas 2016 es ese estilo de gran vino, un blanco de guarda y que sale al mercado con todo ese carácter de madera y envejecimiento y que al mismo tiempo va a tener frescura.

Y añadió: «Es ese vino tan delicado, tan elegante y único, porque solo se da en momentos especiales y en espacios donde el vino se puede mostrar tal y como es. Es un lujo poder encontrar hoy en día un vino como este, con esta elegancia y este carácter tan riojano«. Depués pasó a analizar otoro de los vinos: «El Tinto de 2016 es un vino maravilloso que muestra claramente cuál es el camino que la bodega va a tomar con vinos tintos que siguen teniendo carácter de guarda y capacidad de envejecimiento, pero manteniendo su estilo de fruta madura y de mucha selección en el viñedo«.

En cuanto a las añadas históricas, Raúl Igual destacó que “empezar a probar esas añadas ha sido una oportunidad irrepetible: el 2005 todavía mantiene mucha frescura y tiene aún mucho potencial por delante. Igualmente, pocas bodegas pueden decir que tengan la capacidad de dar a probar un 1975 que es además un vino que se mantiene con vida, con una buena acidez y que muestra cómo se pensaban los vinos en aquel momento en la bodega, hace 40 años”.

Gran parte de los vinos catados son botellas que no se encuentran con facilidad o que han sido guardadas por la antigua casa.

Una bodega impregnada de historia

Conde de los Andes, se ubica en el corazón de Rioja Alta, en un municipio pequeño y de larga historia vitivinícola, Ollauri, donde pueden verse casas solariegas de los siglos XVII y XVIII.

Desde 2014, esta bodega asume el legado de la antigua casa Paternina, creada en 1894, y de la marca histórica Conde de los Andes. Hoy, de la mano de la familia Murúa, Bodegas Ollauri-Conde de los Andes retoma una tradición que se remonta varios siglos atrás.

Los tres ejes que resumen el momento actual de la bodega son el respeto por el patrimonio histórico, el compromiso con la custodia de cientos de miles de botellas de añadas antiguas y la renovación que simboliza la actual gama de vinos, tal y como destacan.

Los calados de Conde de Los Andes fueron excavados progresivamente a lo largo de los siglos

Los calados de Ollauri se empezaron a abrir a finales de la Edad Media. En el siglo XVII se inició la excavación de los conocidos calados cuadrados. En la actualidad, conforma una obra de conservación, donde siguen descansando en sus profundidades botellas de cosechas como las de 1892, 1918, 1948 o 1964.

Su plantación, clima e historia

Sus parcelas fueron plantadas en distintas épocas, donde las más antiguas tienen más de un siglo y datan de las primeras replantaciones tras la filoxera.

El viñedo de Conde de los Andes se encuentra a orillas del Ebro y bajo los riscos de la sierra de Toloño, entre los municipios de Briñas y Haro (La Rioja) y Labastida (Rioja Alavesa).

En los valles serranos conviven tres principales variedades autóctonas: las tintas tempranillo, garnacha, y la blanca viura. En los parajes de río también existen viñas viejas de malvasía riojana.

Vinos actuales, Capítulos y Colección histórica

La producción de Conde de los Andes cuenta con Vinos actuales, Capítulos, y su Colección histórica, estructura que siguió el evento..

Los Vinos actuales catados fueron Conde de los Andes Tinto 2016 y Blanco 2019.

Conde de los Andes Malvasía 2016 fue catado dentro de la selección de Capítulos, una familia de vinos en los que se experimentan vinificaciones y que pueden cambiar dependiendo de la cosecha.

Su colección de ediciones limitadas se ha estrenado con el Capítulo I: una Malvasía 2016, con buen recorrido e interesante acidez cítrica de la que se han hecho 1.938 botellas.

Por otro lado, la bodega dispone de una Colección histórica en la que reposan, a 40 metros de profundidad, vinos de añadas que van desde 1892 hasta 2019. En una impresionante trama de calados con nombres como ‘Los Candiles’, ‘Los Gallegos’ o de ‘La Flor’. Se custodian más de 450.000 botellas, de las cuales 40.000 son anteriores a la década de los setenta. En la colección destaca una cantidad notable de medias botellas y de vinos blancos.

También se cataron en este evento celebrado a finales de noviembre en Madrid: Conde de los Andes 1948 (blanco semidulce), 1975 (tinto) y 2005 (tinto). Y un vino especial: Conde de los Andes Duermevelas Blanco 2016.

Ahora bajo la marca recuperada Conde de los Andes sus vino procedentes de pequeñas parcelas de viñedo viejo plantadas en parajes altos, representan una nueva interpretación del vino de la Rioja Alta. Legado, historia, cultura del vino y patrimonio se entrelazan para dar vida a este peculiar proyecto.