La Asociación de Viticultores y Bodegueros de Canarias, AVIBO, ha recibido una subvención del Ministerio de Cultura para llevar a cabo un estudio sobre el patrimonio inmaterial vinculado a las tradiciones vitivinícolas de la región. Este proyecto tiene como objetivo principal la preservación de la cultura del vino en Canarias y durará hasta finales de este verano en las islas de Gran Canaria, Tenerife y Lanzarote.

La Asociación de Viticultores y Bodegueros de Canarias, AVIBO, asociación sectorial mayoritaria de ámbito regional del archipiélago canario, recibe una subvención para la realización de un estudio sobre el patrimonio inmaterial vinculado a las tradiciones vitivinícolas canarias por parte del Ministerio de Cultura.

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Este proyecto, titulado «La cultura del vino en Canarias: estudio sobre el patrimonio cultural inmaterial y los paisajes culturales vitivinícolas», ha sido seleccionado entre las 24 iniciativas financiadas en todo el territorio español, siendo la única de Canarias.

El objetivo principal de esta iniciativa reside en la preservación del Patrimonio Cultural Vitivinícola de Canarias mediante la identificación, documentación y registro de sus elementos característicos. Para ello, se llevarán a cabo entrevistas a diversas personalidades vinculadas con AVIBO o con el ámbito vinícola, enfocándose especialmente en los viticultores y bodegueros más experimentados, quienes compartirán conocimientos, tradiciones, prácticas y costumbres en la cultura del vino en Canarias. Estas entrevistas serán registradas en formato audiovisual, conformando así un Archivo de la Memoria Vitivinícola donde queden recogidas las entrevistas realizadas durante el proyecto.

La cultura del vino en Canarias es una de las más ricas y diversas del mundo, reuniendo un conjunto de conocimientos, técnicas y prácticas transmitidas durante siglos para producir y disfrutar del vino. Este legado cultural engloba conocimientos heredados, tradiciones familiares, formas de trabajar la tierra, creencias y festividades, formas de organización, artesanías y un modo de relacionarse con el territorio.

Se trata, en definitiva, de una cultura viva, en constante evolución y adaptación, protagonizada por aquellas personas comprometidas con la conservación de este patrimonio tanto material como inmaterial. Se trata de un patrimonio inmaterial de gran valor que es necesario registrar y documentar para evitar su desaparición, al mismo tiempo que proporciona información fundamental acerca de su historia y claves para una gestión más sostenible y eficiente de sus paisajes vitivinícolas.

Para llevar a cabo esta importante iniciativa, se ha diseñado una metodología de trabajo en línea con los preceptos establecidos por la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO, del Plan Nacional de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, junto con los distintos marcos jurídicos y normativos que regulan la gestión del patrimonio cultural inmaterial y los paisajes culturales vitivinícolas.

El Programa de Ayudas para Proyectos de Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, una convocatoria anual promovida por el Ministerio de Cultura, está dirigido a organismos públicos y entidades sin ánimo de lucro con el propósito de desarrollar proyectos destinados a la preservación del patrimonio cultural inmaterial español. Estos proyectos pueden abarcar labores de investigación y documentación, estudios específicos, elaboración de planes de gestión, organización de eventos y exposiciones, así como la edición de publicaciones, entre otros.

Al tratarse de un proyecto muy ambicioso, el trabajo se concentrará en tres islas de Canarias: Tenerife, Gran Canaria y Lanzarote, islas entre las que se realizará una selección de informantes por parte de AVIBO entre todas aquellas personas anónimas interesadas en formar parte de este proyecto aportando sus testimonios. Esto ayudará a crear un Archivo de la “Memoria Vitivinícola”, contribuyendo así a preservar su valioso patrimonio cultural vitivinícola.

La ejecución del proyecto se desarrollará hasta finales del presente verano e incluirá diferentes acciones, como documentación, mapeo e identificación de informantes, realización y registro audiovisual de entrevistas, visitas a bodegas e informantes con registro fotográfico y de campo, elaboración de listados de las manifestaciones más relevantes y aquellas en peligro, creación del Archivo de la Memoria Vitivinícola, y la elaboración de una memoria final justificativa.