Parece el futuro, que lo es, pero también es el presente: robots, inteligencia artificial, satélites, etiquetado y certificado inteligente, etc. No es ni una película ni un libro de ciencia ficción ya que se usan en viñedos, bodegas o en la distribución… Las principales perspectivas y retos sobre la digitalización de la viña y el vino se han analizado en una completa sesión informativa que se ha recogido en un informe por parte de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV).
Sensores en viñedos y bodegas, robots que ayudan a viticultores, satélites que monitorizan viñedos o blockchain… Son solo algunas de las tendencias que ha desvelado la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) en lo que a tendencias digitales del sector sector vitivinícola.
Este evento sobre la digitalización del sector vitivinícola ha constituido un acontecimiento muy importante para la OIV, ya que representa un hito en su Plan Estratégico quinquenal. “Desde su fundación en 1924, el enfoque de la OIV ha sido siempre aprovechar las evoluciones más recientes de todo el conocimiento científico y usar las herramientas más innovadoras que la tecnología brinda a la humanidad”, sostuvo el director general de la OIV, Pau Roca, en su discurso de apertura del simposio.
“También, ha sido sumamente interesante ver cómo las nuevas tecnologías pueden contribuir a abordar algunos de los problemas principales del sector, como la sostenibilidad, el cambio climático, la trazabilidad, la prevención del fraude o la resiliencia”, dijo Roca para concluir el encuentro.
A continuación un resumen del completo informe en inglés que han elaborado desde la OIV.
1.- Internet de las Cosas (IoT) / Sensorización
El concepto Internet de las Cosas (en adelante, IoT) describe la red de objetos físicos (cosas) que incorporan sensores, software y otras tecnologías para conectarse e intercambiar datos con otros dispositivos y sistemas a través de Internet. Estos dispositivos van desde objetos comunes del hogar a sofisticados instrumentos industriales.
Una de las principales razones para utilizar soluciones tecnológicas en los viñedos es reducir los riesgos durante la vendimia. La mayoría de los sensores e imágenes por satélite que se utilizan actualmente en los viñedos se centran en el control de la calidad de la vid y en los aspectos meteorológicos: seguimiento de las condiciones del suelo y del agua para un uso eficiente del agua, gestión del riego y previsión meteorológica. También permite controlar parámetros clave como la temperatura ambiente, la velocidad del viento, la humedad relativa, la humedad de las hojas, la humedad del suelo y las precipitaciones.
El objetivo principal del uso de sensores en la bodega es controlar todos los parámetros relevantes para un correcto proceso de elaboración del vino y garantizar un producto de calidad. Debido a las cambiantes condiciones meteorológicas, cada año el producto, aunque se elabore de la misma manera, presenta ciertas diferencias. La sensorización permite controlar el proceso de elaboración del vino en tiempo real. Se pueden hacer pequeñas modificaciones para conseguir un producto que se acerque lo más posible a lo deseado.
Los métodos actuales implican sobre todo la realización de pruebas en bodegas al aire libre. Sin embargo, lo que los vinicultores demandan hoy en día son sistemas online basados en sensores para realizar la evaluación del proceso de fermentación sin necesidad de instalaciones de laboratorio.
Existen tecnologías y métodos de sensores para supervisar el proceso con el potencial de mejorar la calidad del vino y reducir los costes. Los sistemas de visión artificial se utilizan en el proceso de embotellado, taponado y etiquetado para cumplir las normas de calidad, al igual que los sistemas de planificación de órdenes de producción, los sistemas de integración y control del número de botellas que pasan por una línea de producción y los sistemas de control de errores de las máquinas.
Los sensores pueden utilizarse en las bodegas para controlar el envejecimiento del vino, incluidos los factores clave de temperatura, luz y humedad. La temperatura es especialmente importante, ya que incluso las más mínimas fluctuaciones pueden alterar la oxidación del vino y, por tanto, afectar significativamente a la calidad.
En la fase de distribución, la IoT también tiene ventajas considerables cuando se trata de mejorar la logística para aumentar la eficiencia y reducir los costes. Algunos ejemplos son los sistemas de gestión del transporte para controlar y optimizar todos los flujos logísticos de la empresa o las soluciones de visión por ordenador para controlar los flujos de entrada y los movimientos dentro de la planta de los transportistas de materias primas y productos acabados.
Algunos ejemplos de casos reales que se están viendo en las bodegas de Europa son la combinación de datos de sensores (humedad, temperatura, conductividad del suelo y calidad de las vides) e imágenes por satélite para controlar en tiempo real los factores ambientales clave para la cosecha. Otro ejemplo es la introducción de diversas tecnologías para mejorar el ciclo de producción en el campo: combinar drones e imágenes infrarrojas y datos multiespectrales para obtener información sobre la madurez y la calidad de las uvas y utilizar la visión artificial para el proceso de selección.
Daniel Seseña que lidera la oferta digital de la Industria 4.0 en Minsait de Indra afirma lo siguiente: «Las bodegas seguirán manteniendo su apariencia clásica (tradición), pero integrarán implícitamente la digitalización, incorporando elementos sensoriales y analíticos avanzados que mejorarán el control de la calidad y la eficiencia de todo el proceso del vino».
2.- Inteligencia artificial
La Inteligencia Artificial (en adelante, IA) es una rama de las ciencias de la computación que se ocupa de la construcción de máquinas inteligentes capaces de realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana. La IA es una ciencia interdisciplinaria con una amplia gama de aplicaciones. Mediante el uso del aprendizaje automático y el aprendizaje profundo, la IA está creando cambios de paradigma en muchos sectores de la economía. Al igual que el cerebro humano, la IA aprende de la experiencia utilizando algoritmos avanzados y software para identificar patrones o características contenidas en grandes cantidades de datos.
En lo que respecta a la aplicación de la IA en los viñedos, el software de IA proporciona una valiosa información sobre «aspectos cuantificables (por ejemplo, tamaño, rendimiento) y otras condiciones de los viñedos». La inteligencia artificial, junto con los datos recibidos de sensores e imágenes, permite a los viticultores mejorar muchos aspectos relacionados con la gestión de los viñedos.
Por ejemplo, la clasificación de los viñedos según la variedad de uva (distinguiendo la variedad de uva mediante la observación de las características del fruto, la uva; la forma del racimo; el raspón; el tamaño, la forma y el color de la uva, la semilla, el tipo de piel, el sabor, etc…); el cuidado y la optimización de los cultivos a través de sensores e imágenes que pueden aportar información de apoyo al ajuste de los tratamientos ayudando a los viticultores a controlar el rendimiento y a medir el tipo de uva, señalando el momento óptimo para la recolección de la uva y garantizando la calidad.
Esta tecnología, si se combina adecuadamente con otras tecnologías como la sensorización, puede aportar muchos beneficios. Puede reunir, interpretar y aprender de los datos recogidos, ayudando a los agricultores a tomar decisiones basadas en hechos y predicciones.
En las bodegas, la IA recoge los datos recibidos de los sensores y los utiliza para mejorar la producción. Disponer de un control en tiempo real del inventario y de las condiciones de las barricas permite una programación óptima de la producción basada en el análisis realizado. Esto puede ayudar a las bodegas a maximizar su productividad y puede contribuir a una producción más sostenible.
Gracias a la información recibida sobre las condiciones de las barricas, la IA puede determinar o predecir la calidad del vino en función de la distribución de sus componentes, seguir el proceso de maduración en las barricas y realizar un análisis sensorial de los productos de fermentación (ácidos). Esto puede repercutir directamente en la productividad de la bodega al ahorrar tiempo y dinero.
En la última fase de la cadena de valor, los comercializadores de vino utilizan la IA para llegar al cliente final, cambiando la forma en que los consumidores compran el vino, comprendiendo las preferencias del producto y generando canales directos desintermediados hacia el cliente final que, en última instancia, beneficiarán la productividad.
Un uso interesante en la fase de comercialización es el de las aplicaciones y dispositivos de realidad virtual. El enoturismo puede promoverse a través de estas aplicaciones. Los consumidores pueden participar en catas de vino en realidad virtual, en las que, por ejemplo, llevando unas gafas de realidad virtual, pueden sumergirse en el viñedo o la bodega mientras degustan diferentes vinos en la comodidad de sus hogares. Esto podría generar nuevas oportunidades para el sector de la vid y el vino. Potencialmente, podría atraer a inversores interesados en el desarrollo de esta tecnología, así como a nuevos clientes abiertos a vivir este tipo de experiencias.
Otro ejemplo de tecnología de IA potencialmente interesante es el «sumiller virtual», que hace recomendaciones según las preferencias individuales del consumidor.
3.- Robótica
Cambridge define un robot como una «máquina controlada por un ordenador que se utiliza para realizar trabajos de forma automática«. Los robots son capaces de asistir a los humanos o replicar las acciones humanas. Al principio se utilizaban para realizar tareas monótonas, pero han evolucionado hasta realizar acciones más complicadas que facilitan diferentes tipos de trabajo. Todos los robots tienen diferentes niveles de autonomía, desde los robots controlados por humanos que realizan tareas rutinarias sobre las que un humano tiene pleno control, hasta los robots totalmente autónomos que realizan tareas sin ninguna influencia externa.
En la industria del vino, los robots de alta tecnología equipados con inteligencia artificial se están convirtiendo en una pieza esencial para minimizar, por ejemplo, los efectos de la sequía, las fluctuaciones de temperatura y los cambios en los calendarios de cosecha. En el informe de OIV destacan que «son más precisos y rápidos que cualquier viticultor humano».
En cuanto a la plantación (tradicionalmente un proceso de dos hombres), los robots hacen un agujero en el suelo con un tubo metálico hueco y depositan las semillas mediante un mecanismo de aire comprimido. Una vez plantadas, los robots pueden controlar factores como el rendimiento de la uva, el crecimiento vegetativo y la composición de la uva en los viñedos.
De este modo, se puede crear un mapa que muestre la calidad del cultivo en zonas específicas y, cuando se trata de aumentar el rendimiento, prevenir enfermedades o controlar el exceso de crecimiento, se pueden podar las vides y aplicar pesticidas de forma eficiente mediante la robótica. Para llevar a cabo estas tareas, hay que calcular una imagen en 3D de la planta, lo que permite a las máquinas desplazarse a lo largo de las vides, podar y fertilizar.
Al igual que la plantación, el seguimiento, la poda y el abonado de las vides pueden automatizarse, la tarea de la vendimia también puede llevarse a cabo mediante la robótica, sacudiendo las vides y recogiendo las uvas a medida que caen de la vid.
En las etapas finales de la cadena de valor, el uso de robots es común en muchos almacenes, y para algunos centros logísticos, es necesario hacer un seguimiento eficiente del inventario dentro de muchos almacenes en diferentes lugares ayudando a aumentar la productividad de la etapa de distribución. Mediante el almacenamiento inteligente -que se refiere a la automatización de los almacenes mediante la robótica y la IA, y las tiendas inteligentes- se mejora considerablemente la etapa final del ciclo de vida del vino. Así la distribución y la comercialización son más eficientes debido al ahorro de tiempo y a la automatización del trabajo operativo haciendo que las tareas se ejecuten de forma autónoma debido a la integración con la inteligencia artificial, el aumento de la seguridad de las tareas, el control y la optimización de todos los flujos logísticos de la empresa, la mejora de la capacidad de control de inventario, etc.
En cuanto a su aplicación en los últimos años se ha generalizado el uso de drones y robots, dos tecnologías cada vez más habituales en el sector de la vid y el vino. Desde hace dos años, una bodega española utiliza drones en sus viñedos para crear un mapa de vigor que permite determinar la madurez y la calidad de la uva e identificar el momento óptimo de la vendimia.
Por otra parte, la Unidad Politécnica de Valencia (España) presentó un robot autónomo de vigilancia de viñedos dentro del proyecto Vinescout. El dispositivo es un modelo que ayuda a los productores de vino a medir parámetros clave del viñedo, como el estado hídrico de la vid, la temperatura de las hojas y el dosel y el vigor de la planta. Este nuevo robot combina la visión 3D con sensores de ultrasonidos e inteligencia artificial, lo que permite una conducción más precisa.
Otro ejemplo es el de una bodega del sur de Europa con la implantación de sistemas de gestión del transporte para controlar y optimizar todos los flujos logísticos de la empresa, también ha implantado soluciones de visión artificial y robótica para controlar los flujos de entrada y los movimientos en planta de los transportes de materia prima y producto acabado.
4.- Imágenes Satelitales / Sistemas de Información Geográfica (GIS)
Las imágenes tomadas por los satélites (o imágenes satelitales) se utilizan con fines muy diversos, como la cartografía, el geoposicionamiento, el estudio del cambio climático, los estudios geográficos, etc.
En los últimos años, el uso de imágenes de satélite de amplio espectro en beneficio del sector agrícola se ha extendido cada vez más. Esto se ha visto especialmente impulsado desde el inicio del proyecto Copérnico de observación de la Tierra de la Unión Europea, en el que se han lanzado al espacio una serie de satélites Sentinel encargados de generar una gran cantidad de información sobre las condiciones de cultivo y la salud de las plantas que se utiliza para mejorar la eficiencia de las explotaciones.
Un ejemplo de caso real de utilización de imágenes por satélite en el sector agrícola es el proyecto Corine Land Cover (Coordinación de Información sobre el Medio Ambiente o CLC). A día de hoy, 39 países participan en este proyecto.
Desde mediados de los años 80, se recogen imágenes digitales por satélite de los Estados miembros de la Unión Europea y se evalúan de manera uniforme según el uso del suelo, prestando especial atención a los cambios de uso del suelo y a las cuestiones medioambientales.
Posteriormente, estas imágenes se ponen a disposición del público para su uso e interpretación en diferentes ámbitos. Sin embargo, aunque se basa en imágenes de teledetección como fuente de datos, se trata en realidad de un proyecto de fotointerpretación (es decir, no de un proyecto de clasificación automatizada). Su principal objetivo es facilitar la toma de decisiones en materia de política territorial dentro de la Unión Europea.
Otro ejemplo es el caso de MED-GOLD. El cambio climático está provocando nuevos patrones en las condiciones meteorológicas globales, que ya están afectando en gran medida a muchos aspectos de nuestra sociedad. Aunque se trata de un fenómeno global, en ningún lugar del mundo se prevé que el cambio climático tenga consecuencias ecológicas, económicas y sociales tan dramáticas como en la cuenca mediterránea, donde los escenarios de proyección climática indican que serán superiores a los valores medios previstos, poniendo en riesgo la biodiversidad y las actividades antropogénicas como la agricultura. En este contexto, el sector agrícola en particular es especialmente vulnerable, ya que depende en gran medida del clima y, por tanto, es muy sensible a cualquier variación. El escenario más probable aumentará el riesgo de pérdida de cosechas y de daños por plagas, así como de fenómenos meteorológicos extremos como tormentas, inundaciones u olas de calor. Por lo tanto, es necesario actuar de inmediato para hacer frente a estas previsiones inciertas.
El reto de MED-GOLD es desarrollar herramientas capaces de gestionar sistemas agroalimentarios más resistentes, eficientes y sostenibles. Para ello es necesario desarrollar servicios climáticos que apoyen la toma de decisiones y la aplicación de buenas prácticas agrícolas. MED-GOLD pretende traducir todo el conocimiento acumulado sobre datos y previsiones climáticas -a escala estacional y más allá- en información accesible y de alto valor añadido para un amplio abanico de usuarios finales del sector agrícola.
Un Sistema de Información Geográfica (SIG) es una herramienta muy intuitiva para modelar digitalmente los campos agrícolas. Los campos, los cultivos y las plantas se definen en un modelo de datos de inventario geográfico. A continuación, se puede conectar con sistemas externos mediante protocolos geográficos estándar WMS -WFS- donde se pueden obtener toneladas de datos existentes de satélite, suelos, agua, etc. A continuación, los sistemas de riego y las estaciones meteorológicas pueden conectarse por medio de IoT y se puede ver cómo los polígonos del SIG y los KPI de los puntos se vuelven valiosos.
5.- LIDAR (Detección y rango de imágenes láser)
El LiDAR (Light Detection and Ranging) es un método de teledetección que permite cartografiar la estructura, incluida la altura, la densidad y otras características de la vegetación de una región. Esto lo convierte en la herramienta ideal para estudiar en detalle las características de una zona determinada (por ejemplo, el terreno, la vegetación, los obstáculos, la pendiente, etc.
El LiDAR es un sistema de teledetección «activo», lo que significa que el propio sistema genera energía (luz) para medir los objetos sobre el terreno.
La tecnología ha demostrado ser eficaz y se están realizando muchos estudios de desarrollo, aunque todavía no está muy extendida en el sector de la vid y el vino. Algunos de los diferentes usos para los viñedos son:
- Evaluación del rendimiento de la cosecha: a medida que la tecnología se desplaza por el viñedo, analiza las zonas en las que hay más fruta e identifica las que no lo son tanto para poder utilizar otras herramientas, como los fertilizantes, para estimular el crecimiento. De este modo, los fertilizantes y el agua se utilizan de forma más eficiente.
- Pulverización específica del lugar: para conocer con precisión las zonas con mayor densidad de hojas y frutos. Esta información puede utilizarse para mejorar la precisión en el uso de pesticidas y reducir la contaminación y los costes para los productores.
- Reducir los accidentes en el viñedo: al disponer de un mapa 3D detallado del terreno, se puede mejorar la seguridad de los tractores y vehículos autónomos, ya que el terreno está perfectamente cartografiado con pendientes, agujeros y otros tipos de peligros.
6.- Cadena de bloques (Blockchain)
Como su nombre indica, Blockchain es una cadena de bloques que contienen información cifrada enviada en forma de transacciones de datos en la red. Al estar interconectados (de ahí la palabra cadena), permiten la transferencia de datos (o valor) con un cifrado bastante seguro mediante el uso de un cifrado criptográfico de doble clave asimétrica (pública y privada), con las notas de compartición (distribución) de datos replicada automáticamente, consenso ecosistémico, desintermediación, participación de nodos peer-to-peer (P2P), privacidad de datos e inmutabilidad.
La tecnología Blockchain tiene multitud de aplicaciones genéricas. Las más comunes, para las que la mayoría de las industrias o sectores están implementando pruebas de concepto y aplicaciones y plataformas descentralizadas (DApp), son: la trazabilidad basada en la identidad autosuficiente (SSI), los contratos inteligentes para las transacciones legales y económicas y la tokenización para crear nuevos mercados de activos.
Trazabilidad con identidad digital plenamente soberana. Supone la capacidad de verificar o comprobar todos los pasos que ha seguido un producto a lo largo de su vida útil, con una identificación dudosa de los objetos trazados (por ejemplo, la botella de vino, las uvas de un viñedo). Esta tecnología permite que la trazabilidad sea visible y verificable para todos, sin posibilidad de ser alterada o modificada, integrando el libro mayor como base de datos donde los datos agroalimentarios pueden ser compartidos por todos los participantes de la cadena de valor, integrando contratos inteligentes para buscar la trazabilidad del intercambio comercial de activos agrícolas, y también soluciones de IoT sobre la producción, para crear pruebas indelebles con sello de tiempo del estado actual de la producción.
En concreto, en lo que respecta al sector de la vid y el vino, esta
tecnología permite a todos los implicados en el ciclo de vida del producto (productores de uva, cooperativas, viticultores, bodegas integradas, empresas de almacenamiento e intermediarios del mercado, entre otros) hacer públicos todos los pasos que da el vino desde el viñedo hasta la fase de comercialización. Blockchain registra cada etapa (vendimia, producción, distribución, etc.), verificando cada vez la autenticidad de los pasos anteriores.
7.- Etiquetado electrónico
El etiquetado electrónico (e-labelling) es una forma alternativa y voluntaria para que los fabricantes proporcionen una mayor cantidad de información. Normalmente se muestra con una etiqueta física que se estampa, se adhiere o se graba en un producto. El etiquetado electrónico significa que esta información de cumplimiento se crea electrónicamente y se muestra en una pantalla.
El etiquetado electrónico -a través de los códigos QR, por ejemplo- facilita el acceso a la información y también permite mostrar más información que en una etiqueta física, y contiene toda la información requerida por los organismos reguladores, manteniendo siempre la seguridad y la fiabilidad.
Los códigos QR son ideales para que el consumidor pueda acceder desde el lugar de compra o un restaurante. No sólo son capaces de recopilar toda la información del producto que está disponible, sino que también pueden enlazar con vídeos sobre experiencias relacionadas con esa botella y uva concretas.
Operativo desde 2010, varias bodegas de España han aceptado el sistema antifraude del «Centro Técnico Operativo del Vino (CTOV) 5» como fórmula para salvaguardar el prestigio de su marca y ofrecer un producto más seguro. El objetivo del CTOV, impulsado por SICPA, es proteger el producto contra posibles fraudes o manipulaciones, así como mejorar su trazabilidad. El código encriptado y secuencial vinculado a cada botella se activa al embotellar el vino.
Estudios recientes muestran que el comercio ilícito y el fraude en el sector del vino y las bebidas espirituosas van en aumento. Esto destruye la integridad de las cadenas de suministro y la confianza de los clientes que tanto ha costado ganar. Desde hace más de 90 años, un proveedor mundial de tintas de seguridad, así como de soluciones de identificación, trazabilidad y autenticación seguras, ayuda al sector y a los gobiernos a combatir el comercio ilícito en todo el mundo. En ese camino se descubrió que es esencial, especialmente para la industria del vino, fusionar en una única solución las características materiales y de seguridad, combinadas con potentes sistemas seguros que ayuden a controlar toda la cadena de valor para evitar el comercio ilícito y abrir un canal de comunicación directo con el cliente para aumentar su fidelidad.
El uso de etiquetas electrónicas se está generalizando. Estas etiquetas cuentan con códigos QR que permiten rastrear el producto desde su origen, verificando el producto que se está comprando mediante un tipo de tinta específico y hologramas para evitar la falsificación y así conseguir una mayor fiabilidad para el consumidor final y evitar el comercio ilícito.
Se ha desarrollado un código QR seguro para etiquetas electrónicas, blindado con 4 capas digitales, una de ellas basada en blockchain, que permite incluso la tokenización del vino con NFT (token no fungible) específico para la botella.
8.- Certificado electrónico
Un certificado electrónico (en adelante, certificado electrónico) es un conjunto de datos que permite:
- (i) la identificación del titular del certificado,
- (ii) un intercambio seguro de información con otras personas e instituciones,
- y (iii) la firma electrónica de los datos enviados de forma que se pueda verificar su integridad y origen.
Un certificado electrónico contiene información específica sobre un producto para demostrar que cumple unos requisitos y certifica algunos de sus aspectos (origen, sanitario, importación-exportación, fiscalidad, etc.). La principal diferencia reside en que el certificado es digital, lo que significa que la información se almacena en la nube, no se puede perder ni falsificar y se puede acceder a ella desde muchos dispositivos electrónicos.
En la actualidad, el sector de la vid y el vino no dispone de normas comúnmente acordadas para los certificados electrónicos, ni tampoco de certificados globales que simplifiquen el comercio del vino entre países o regiones.
En el sector de la vid y el vino, algunos de los certificados más utilizados son el certificado ecológico, el certificado de origen, el certificado de calidad, el certificado de libre venta y la certificación medioambiental. En la actualidad, todas estas certificaciones se gestionan de forma tradicional (es decir, certificaciones en papel que deben pasar de mano en mano al igual que los productos que certifican).
Un caso de uso exitoso de un certificado electrónico implantado recientemente en el sector de los productos frescos (plantas y flores) es el certificado ePhyto (abreviatura de «certificado fitosanitario electrónico»). ePhyto es la versión electrónica de un certificado fitosanitario en formato XML. Desde 2011, la Comisión de Medidas Fitosanitarias (RPC(6)) ha fomentado el avance de la certificación electrónica. La CMF-9 adoptó el Apéndice 1 de la NIMF 12. El apéndice describe el formato y el contenido de los certificados fitosanitarios electrónicos y su intercambio entre las ONPF y hace referencia a códigos y esquemas armonizados(7).
Toda la información contenida en un certificado fitosanitario en papel también está contenida en un ePhyto. Puede intercambiarse electrónicamente entre países y los datos pueden imprimirse en papel, si es necesario.
Un ePhyto es un certificado paraguas que contiene muchos certificados necesarios en el comercio de plantas y productos relacionados con ellas.
Como se ha mencionado anteriormente, la integración con un centro ayuda a organizar y clasificar toda la información para agilizar y facilitar el comercio de estos productos. Es aún más importante en el caso de las flores y las plantas, ya que son productos perecederos y a menudo pueden ser portadores de plagas. Al reducir los tiempos de despacho de aduanas, se minimizan las pérdidas por deterioro del producto y se pueden agrupar todos los requisitos fitosanitarios de forma eficiente, evitando así la propagación de plagas.
9.- Almacenamiento inteligente
Los almacenes inteligentes (smart storing) pretenden aportar
eficiencia a la logística, ayudando a las empresas a reducir costes y aumentar los ciclos de entrada y salida de productos. Se trata de la última tecnología utilizada en los centros logísticos para aumentar la eficiencia en procesos como la recepción de mercancías, la preparación de pedidos y el almacenamiento de productos.
Con esta tecnología, los almacenes inteligentes funcionan bajo el control de un software de gestión de almacenes (WMS). Este sistema dirige a los operarios y a los equipos de manipulación en procesos como la recepción o la preparación de pedidos (entre otros muchos), para optimizar los recursos del almacén.
La implantación de un software logístico es fundamental para garantizar el control total del stock del almacén y, sobre todo, para asegurar la trazabilidad de los productos en una instalación (un atributo logístico cada vez más demandado por las empresas).
Por ejemplo, en una bodega del norte de España se llevó a cabo un proyecto de automatización del almacén de producto terminado con robótica. Los objetivos eran: ganar flexibilidad en la operativa del almacén, mejorar la calidad del servicio a los clientes, aumentar la capacidad de picking y expedición del producto terminado e incrementar la productividad del almacén automatizando tareas y reduciendo la necesidad de mano de obra.
Para ello, se automatizó la gestión de las zonas de almacenamiento de producto terminado mediante el despliegue de AGVs. Se implantó un paletizador robotizado para la preparación de los envíos y se instaló el EWM de SAP como herramienta de gestión de las operaciones del almacén. SAP Fiori aportó soluciones de movilidad para simplificar el trabajo (uso de una cámara para leer las etiquetas, impresoras portátiles para los operarios y envío de instrucciones al AGV).
Desde 1991, una conocida cooperativa italiana ha invertido 42 millones de euros en tecnología. Gran parte de esta inversión se ha destinado a la implantación de almacenes inteligentes para aumentar la eficiencia en la distribución de sus productos:
- Sistema de almacenes 4.0 (2018). 14 metros bajo tierra para facilitar la integración con el territorio.
- Nuevas líneas de embotellado totalmente automatizadas en 2018 y 2020.
- 20 nuevas cubas de acero inoxidable respetuosas con el medio ambiente, subterráneas (2020).
- Sistema fotovoltaico (2020). 500 KW/hora para alimentar el almacén automatizado.
Desde la botella vacía hasta el envasado y la paletización, todo está automatizado. La forma de almacenar los vinos embotellados es a través de carros que transportan los palés de vinos en caja a un sistema de almacenamiento central donde un recolector mecánico independiente se encarga de almacenar y recoger los pedidos de los distintos clientes y conductores.
Se trata de un gran sistema en el que los palés son transportados por carros mecánicos y almacenados en un gran almacén capaz de albergar la impresionante cifra de 7.000 palés y cuatro millones de botellas. Este almacén es muy grande y es uno de esos innovadores centros de almacenamiento en los que todo está totalmente automatizado, incluida la preparación de pedidos.
Hacia la digitalización de la actividad vitivinícola: oportunidades, adopción y retos
El sector de la vid y el vino ha entrado en la era de la digitalización moderna. Ante él se abren muchas oportunidades de innovación y un sinfín de beneficios que aprovechar, como la mejora de los rendimientos de los viñedos; el aumento de la productividad mediante la explotación de los datos con tecnologías como la inteligencia artificial; o la reducción de los costes de aprovisionamiento mediante la implantación del almacenamiento inteligente.
Frente a las oportunidades que ofrece la digitalización del sector, todavía existen una serie de incertidumbres (en qué tecnologías invertir, la dificultad y los recursos necesarios para implantarlas y ciertos riesgos a la hora de tomar decisiones, etc.) que dificultan la evangelización y generalización de estas tecnologías. Esto dificulta la posibilidad de convertirse en un sector puntero en el uso de estas tecnologías y de adaptarse a un mundo cada vez más tecnológico.
Se puede concluir que la adopción de la digitalización en el sector de la viña y el vino se encuentra todavía en un nivel de madurez bajo pero con un alto índice de crecimiento y potencial. Se espera un impacto significativo en el sector a corto y medio plazo (5-10 años). Los expertos encuestados creen que el nivel de adopción de estas tecnologías es «medio» en comparación con otros sectores. Si bien el sector de la vid y el vino no es el más avanzado tecnológicamente, no parece ir a la zaga de otros sectores agroalimentarios como el café, el aceite de oliva, el cacao, etc.
Hay una serie de retos que hay que abordar para que la digitalización en este sector alcance un alto grado de madurez. Se han identificado algunos como la falta de apoyo de las iniciativas públicas, los altos costes de implantación para los pequeños productores o el escaso compromiso de los usuarios finales.
No obstante, como creen la mayoría de los expertos entrevistados, la digitalización aportará importantes beneficios en las distintas fases de la cadena de valor. Entre ellos, la mejora de la recogida de datos en origen (acidez, calidad, peso, etc.), con el fin de mejorar la productividad y el rendimiento de los viñedos, la trazabilidad del producto, un uso más eficiente de los datos para aumentar la productividad y mejoras que permitan introducir nuevos canales de distribución y comercialización.
Actores del simposio
El encuentro de la OIV reunió a expertos del ámbito académico, de los Gobiernos, de las organizaciones internacionales y del sector privado de diferentes países: Adriaan Oelofse, gerente de Investigación, Desarrollo e Innovación en Winetech, quien habló sobre el concepto de “viñedos inteligentes”; el profesor experto en Inteligencia Artificial, Bernard Chen de la Universidad de Arkansas; el profesor de la Universidad Pontificia Comillas y experto en cadena de bloques, Javier Ibáñez; el Fabián Torres, quien es asesor principal de SICPA y también experto en transformación y orientación digital y, finalmente, Olivier Oram, experto en cadena de bloques y fundador de Chainvine, una empresa que ayuda a reducir los costes de la confianza en la circulación del vino alrededor del mundo.
El informe completo en inglés está accesible en este enlace.
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