Liderazgo en superficie de viñedo, tercer mayor productor de vino, primer exportador de vino en volumen… Estos aspectos dan una idea del valor del sector vitivinícola en España. Un informe recoge estos temas y muchas más características y se ha presentado en el evento #SomosVino2021 promovido desde la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE). Según el estudio, elaborado por Analistas Financieros Internacionales (AFI), la vitivinicultura contribuye a la generación y mantenimiento de más de 427.700 puestos de trabajo en España, lo que supone un 2,4% del empleo en España, y aporta de forma directa a las arcas públicas españolas más de 3.800 millones de euros anuales

El sector vitivinícola español goza de un destacado posicionamiento global siendo líder en superficie mundial de viñedo (con más de 950.000 ha), tercer productor (38 millones de hectolitros producidos al año) y primer exportador en volumen. Así se extrae de un informe que pone en valor el sector vitivinícola en España. Asimismo resalta su actividad y su extensa cadena de valor que supone un importante peso en la economía nacional generando un Valor Añadido Bruto (VAB) total superior a los 23.700 millones de euros anuales, equivalentes al 2,2% del VAB nacional. A ello se suma su aportación económica a las arcas públicas es superior a los 3.800 millones de euros anuales y a su alrededor se crean más de 427.700 empleos de forma directa e indirecta.

Estas son las principales conclusiones del estudio ‘Importancia Económica y Social del Sector Vitivinícola en España’ elaborado por AFI (Analistas Financieros Internacionales) para OIVE (Organización Interprofesional del Vino de España). El informe ha sido presentado esta mañana por Emilio Ontiveros, presidente de AFI, en presencia del Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas; el presidente y la directora general de la Organización Interprofesional del Vino de España, Ángel Villafranca y Susana García respectivamente; y el director de AgroBank, Carlos Seara. El acto, que tuvo lugar en el emblemático CaixaFórum de Madrid, fue retransmitido también online.

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De izq. a derecha. Carlos Seara, Director AgroBank; Ángel Villafranca, Presidente OIVE; Luis Planas, Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación; Isabel Fuentes, Directora de CaixaForum; Emilio Ontiveros, Presidente de AFI; Susana García, Directora General OIVE

En palabras del Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas: “El estudio nos ofrece una instantánea de dónde se encuentran los desafíos más inminentes. El acceso a los mercados exteriores, la adaptación a una producción más respetuosa con el medio ambiente que haga frente a los retos del cambio climático, así como el fomento de la calidad y el diseño de una estrategia sectorial que consolide la estabilidad del sector van a marcar la hoja de ruta de los próximos años.”

Por su parte, Ángel Villafranca, presidente de OIVE ha querido destacar que: “Estas cifras vienen a confirmar algo que desde el sector venimos defendiendo desde hace años, y es su importancia en la economía nacional y en la generación de empleo, entre otros aspectos. Nos esperan años complicados en la reconstrucción de nuestro país y por ello se hace necesario continuar con los apoyos a este sector con la activación de nuevas medidas. Hay que luchar y pelear para que ninguna bodega tenga que cerrar. Debemos reestructurar el sector con madurez».

En el informe, se especifica que el sector contribuye a la generación y mantenimiento de más de 427.700 empleos (puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo), que dependen de manera directa, indirecta e inducida de la actividad vitivinícola. Ello supone un 2,4% del empleo en España.

Emilio Ontiveros, presidente de presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI), ha señalado durante la presentación que “el sector vitivinícola ejerce un importante efecto tractor sobre muchos sectores, en especial el sector turístico donde ha de jugar un papel esencial en el incremento de valor. Además, la propia naturaleza de la viticultura la convierte en una actividad que favorece la fijación de población en el medio rural y contribuye a hacer frente al reto demográfico”.

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La inauguración de la jornada fue de la mano de Susana García, directora general de OIVE, que hizo hincapié en «la relevancia del sector vitivinícola en España y las claves de su sostenibilidad, entendida esta en toda su dimensión, económica, social, cultural y medioambiental». Sobre el sector que describió como «maravilloso» añadió que «trae a millones de consumidores en todo el mundo una amplia rica y variada oferta de felicidad en forma líquida y que es sustento de miles de familias«. Sin embargo «reflejo de la variedad de oferta y de los viticultores y bodegas que la hacen posible, tenemos un sector altamente atomizado«. Para García «son dos caras de una misma moneda, nuestra fortaleza puede ser al mismo tiempo un punto débil, si estamos divididos en un mundo cada vez más globalizado será difícil acometer individualmente retos comunes».

Aquí es donde entra en juego la Organización Interprofesional del Vino de España, que es un proyecto que para García trata de esto «de unidad, de estar juntos para acometer grandes retos comunes y también habla de la madurez del sector para la toma de decisiones relevantes de lo que les afecta y hacia dónde quieren dirigir su futuro». Ha repasado las campañas de promoción del mercado interior que ha puesto en marcha la Interprofesional «porque nos resistíamos y nos resistimos a que en España cada vez se consumiera menos vino», con la idea de «acercar el vino al consumidor español y a rejuvenecer y a dinamizar la categoría». También ha mencionado las actuaciones en los mercados exteriores «queremos que España se llegue a identificar en el imaginario de nuestros consumidores en todo el mundo como la fuente del vino de calidad». Y mencionó que hay planificadas acciones en mercados como Canadá, Japón y Rusia.

Se han repasado campañas para sectores especialmente castigados en esta crisis, como la hostelería con el concurso #QuieroBrindarpormicumple, o con los cursos de formación gratuitos para profesionales de la restauración, o acercar el vino al consumidor a través de acciones directas en bares y digitales como la webserie de humor #Chateemos.

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Amplia y sólida cadena de valor

La cadena de valor del sector vitivinícola involucra a una numerosa y diversa red de agentes. Así, la vitivinicultura contabiliza más de 4.000 empresas productoras y elaboradoras de vino, y una inmensa red de establecimientos de distribución y venta de productos vitivinícolas. A su vez, genera un efecto tractor sobre otras muchas actividades suministradoras clave, como la industria de la madera, del vidrio, del corcho, o la fabricación de maquinaria y equipos industriales, entre otras.

Además, las empresas y organizaciones del sector vitivinícola también son promotoras y partícipes de iniciativas de investigación e innovación en materia medioambiental, de procesos y productos, comercial, entre otras. Un esfuerzo que se traduce en la modernización y ampliación de las instalaciones, a lo que se dedican más de 570 millones de euros anuales, así como en actividades de I+D+i.

El sector vitivinícola es un importante exponente del sector exterior español, de hecho, es el principal exportador mundial de vino en términos de volumen, y el tercero en valor. Los productos vitivinícolas españoles están presentes en 189 países, de los cuales 86 realizaron compras superiores al millón de euros en 2019.  Las exportaciones españolas de productos vitivinícolas superaron los 3.000 millones de euros el año pasado, situándose el vino en el top-5 de los principales productos exportados por la industria agroalimentaria española.

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Además de los datos cuantificables, el informe también ha contado con entrevistas a personas relevantes del sector para conocer su valor cualitativo. En ese aspecto el informe hace hincapié en su arraigo territorial y en su capacidad para ser generador de valiosos intangibles para el país, lo que, en palabras del presidente de AFI, Emilio Ontiveros demuestra que “el vino no es solo un producto; es un atributo cultural que dice mucho de la tradición de nuestro país».

Sector diverso, enoturismo, impacto en el empleo, sostenibilidad… la intervención de Emilio Ontiveros

Precisamente con la frase «el vino es un atributo cultural que dice mucho de la historia de la humanidad» Ontiveros empezó a realizar una síntesis del informe que han realizado desde AFI. Para empezar ha resaltado un dato que le ha llamado especialmente la atención sobre el sector su «intensidad creciente en conocimiento, publicaciones científicas están hablando del vino, su cultivo, son publicaciones reconocidas internacionalmente». Así ha afirmado que «esa combinación de fortalecimiento cultural, de generación de valor añadido, de empleo, de exportaciones, pero al mismo tiempo de inserción en la economía del conocimiento es uno de los rasgos esenciales de esta industria».

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Siguió con datos relativos a producción y en este aspecto matizó que «no solo deberíamos ser uno de los principales productores mundiales en términos de volumen, sino también de generación de ingresos. La directora hablaba de una de las claves que es el fortalecimiento empresarial, no hay prosperidad en ningún sector si no hay una cohesión y una mejora, una modernización».

Otro rasgo absolutamente característico en el que se centró es «en la diversidad de agentes económicos que participan en su procesos de producción, en la generación y articulación de las cadenas de valor». Y lo subraya frente a otras industrias de las que dice «que son mucho más simples«. Además destacó la diversidad de formas jurídicas que coexisten en el sector y sobre todo la densidad de cooperativas como forma de organización empresarial. A ello le sumó su «acción de eje tractor sobre otro tipo de empresas, como la industria de la madera, el corcho, la maquinaria, equipos industriales. Una tracción particularmente especial en la actividad turística, tan sensible en un momento actual como este, que está dañada. En la recuperación y me atrevería a decir en el aumento del valor del turismo que es otra de las asignaturas pendientes, el vino tiene que jugar una papel esencial, con el enoturismo. El reto es que los que lleguen tengan un gasto medio superior y que aprecien atributos diferenciales de la oferta de nuestro país, la cultura, la historia y a gastronomía y un elemente esencial de la ecuación gastronómica que es el vino».

Sobre el enoturismo en el informe se muestra que en 2019, el enoturismo generó un volumen de negocio superior a los 256 millones de euros. La treintena de Rutas del Vino de España, distribuidas por la geografía española, involucran a unas 688 bodegas, además de diversos establecimientos de hostelería y restauración, así como profesionales y empresas de servicios turísticos y de ocio. Por tanto, la actividad enoturística es generadora de ingresos para diversos negocios locales.

Y sobre el enoturismo el informe remata que también aporta un complemento de valor a la oferta turística nacional (contrarresta la estacionalidad, incluye propuestas de turismo familiar).

Ontiveros habló del impacto en términos del empleo «como una cifra que es otra de las credenciales del sector» y trató la generación o contribución de ingresos públicos, algo particularmente importante. «Un país necesita tener un saneamiento de la balanza de pagos y el más necesitado es la balanza comercial y este sector tiene un excelente comportamiento».

Y añadió «el vino es el cuarto producto más dinámico, más activo y en mayor medida generador de ingresos del sector exterior, cuando se analiza la balanza comercial alimenticia y además es esencial en los ingresos pero en las señas de identidad que se exporta también, como generación de intangibles de imagen que genera un determinado bien o servicio. Por eso es muy importante lo que señalaba la directora de OIVE, el tratar de fortalecer sus atributos en términos de calidad, tenemos que tener presente que detrás de una botella de vino que cae en los mercados internacionales no solo hay una contrapartida de ingresos, sino un marchamo identitario de lo que son los atributos del país. Un elemento que también da cuenta de la importancia relativa del sector en términos de proyección internacional es el censo de exportadores que tiene, casi 4000 exportadores en 2019, y en tornos al 60% lo hacen de forma regular en los últimos cuatro años, otra cuestión esencial». Y otro dato «estamos presentes en más de 180 países del mundo».

Otro aspecto favorable es la «diversificación hacia fuera de Europa, hacia mercados donde el consumo va a seguir aumentado, pienso en Asia o Estados Unidos».

Y otro atractivo de la actividad vitivinícola «es la atracción de empresas extranjeras: señal susceptible de valorar, el interés en este sector. Esa combinación de exportaciones y flujos de inversión extranjera es un elemento de atención, estratégico para la economía española. No solo en términos de valor, empleo, balanza de pagos (el probablemente con mayor diferencia positiva) sino en términos de diversificación internacional de las exportaciones y este elemento incipiente que es la inversión extranjera directa en el sector. Dato suficiente como para que se le preste atención en ediciones posteriores del informe». Añadió que «es importante diversificar y no solo centrarse en Europa y esto el sector vitivinícola, lo está haciendo».

En cuanto a la viticultura mencionó su «contribución a la fijación población rural« y también que esta industria contribuye a la «sostenibilidad, retiene población y propone un uso de la tierra ciertamente compatible con objetivos ecológicos, vinculación con el territorio y de atraer a los jóvenes. Es un sector moderno y que pertenece a los que los economistas llaman bienes superiores, cuando su demanda crece a medida que crece la renta y la cultura de los consumidores. Podemos satisfacer objetivos medioambientales compatibles con Europa y sobre todo retener talento». Esto lo enlazó con el enoturismo, «claro exponente de ello, que está contribuyendo a mejorar la oferta del sector turístico, una oferta que vaya más allá del binomio sol y playa, absolutamente legítimo, pero es preferible algo menos de volumen con más gasto».

Y nuevamente centró como aspecto vital el conocimiento, «referido al aumento de referencias en publicaciones científicas internacionales, trabajos de investigación de altura».

En cuanto al golpe sufrido por el COVID con reducción de ventas en el canal horeca y la contracción de exportaciones ve un «atisbo de esperanza, como la adopción de plataformas de ecommerce por parte del sector, en general y en términos individuales por las bodegas… Hay que confiar en esas acciones necesarias que mencionaba la directora de OIVE, tendentes a cambiar los usos de los consumidores, de cambiar las tendencias en favor de nuestro vino, haciendo valer los atributos de nuestro vino».

Mencionó dos direcciones de modernización: «fortalecimiento de la transición medioambiental, de la lucha contra el cambio climático, donde el sector tiene mucho que decir y transición digital y ahí el sector tiene mucho que hacer, desde la optimización del seguimiento de las condiciones meteorológicas en las cosechas hasta a digitalización de los propios procesos de logística». En referencia a las ayudas y la dirección que llevan desde Europa.

Ontiveros cerró su intervención con un mensaje de optimismo: «la crisis la vamos a superar claramente, ya se están sentando las bases para que se vaya a superar en los próximos meses y empezamos a ver luz al final del túnel».

El frágil equilibrio entre la oferta y demanda y las ayudas, parte del discurso de Ángel Villafranca

El presidente de OIVE, Ángel Villafranca, ha repasado los puntos más destacados del estudio y ha puesto en valor las personas y los datos del sector. «Detrás de esas 4.000 empresas en España dedicadas al mundo del vino tenemos más de 500.000 viticultores, que mantienen la superficie del viñedo, más de 1 millón de hectáreas, con su trabajo, tras esa superficie hay hombres, mujeres y familias que no abandonan el medio rural, que están implicadas» en referencia a la España vaciada. «Desarrollan otra actividad complementaria, el enoturismo, que tiene que ser algo más, el turismo rural, el enoturismo, que ha de ser tenido en cuenta de manera fundamental».

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En cuanto a la cadena de valor Villafranca aludió a que «se complementa con restaurantes, gente que distribuye el vino, con la que trabaja en poner la botella o copa de vino en la mesa de un consumidor, hay que contar con ellos en cualquier intervención que hagamos».

Y por supuesto Villafranca habló de la llegada del COVID «en el sector nos tocó sufrir esta situación, en todo el mundo, cerró la hostelería con reaperturas intermitentes, el canal de la hostelería no hay que olvidar que representa el 54% en términos de valor de ventas en el territorio nacional». Así el mercado internacional ante esta situación también se ha resentido, aunque las «empresas han dado lo mejor de sí mismas, pero independientemente de esto tenemos que ser realistas no podemos bajar la guardia, ser activos en los mercados internacionales, luchar contra quienes nos ponen barreras, unas veces arancelarias, otras legislativas. Nuestro objetivo es estar en los mercados y nuestra apuesta tiene que ser clara, seguir conquistándolos».

Otra amenaza en este momento para el presidente de la OIVE «es la ruptura del equilibrio entre la oferta y la demanda. Del lado de la oferta somos un producto que depende de la naturaleza, del clima de cada año, tenemos irremediablemente un clima mediterráneo que muchas veces nos agobia con lluvias imprevistas que nos puede hacer tener más producción o sequías tremendas que hacen que esa posibilidad de oferta y de crecimiento se vean mermadas». Destacó la colaboración con el Ministerio «estamos trabajando en buscar soluciones que rompan esa desestabilización de los mercados, hay que apostar por mejorar la calidad en los controles y en la trazabilidad. Y hay que continuar hablando de cómo podemos estabilizar nuestro mercado, con las herramientas de la OCM, hay una norma de comercialización que nos paró el COVID, con consenso, que es hora de retomar la norma de comercialización, siempre hay que tener herramientas para lo que pueda ocurrir».

Explicó que «desde la OIVE, las organizaciones que formamos parte de ella, apostamos por trabajar siempre en medidas de regulación que ayuden a dar estabilidad y seguridad tanto en la viña como en el vino. No hay que olvidar que el vino siempre nace en la viña y detrás hay viticultores y campos, pero la viña no termina en la uva, ni en el racimo, acaba en una botella en la mesa del consumidor. Unir estas dos direcciones siempre cuesta mucho trabajo porque los intereses hay veces que son dispares. En la Interprofesional del Vino tenemos que tener un solo objetivo, que sea rentable para las dos partes «.

Finalmente Villafranca aprovechó la presencia del ministro Luis Planas para hacer unas solicitudes de forma directa. Por un lado ha puesto en positivo la afinidad de poder flexibilizar las ayudas y el presupuesto del PASVE «y que ha podido paliar en parte un problema acuciante en la vendimia, bien es cierto que no podemos conformarnos con que un presupuesto ordinario del PASVE trasladado a una situación extraordinaria nos condicione. Entendemos que debía haber un presupuesto extraordinario, nos consta que desde el Ministerio se ha trasladado a la Comisión esa petición«. Reivindicó que «ninguna bodega tenga que cerrar, por pequeña que sea y aunque pueda parecer poco relevante para el sector, sí va ser relevante para una familia y el lugar donde esté ubicada, por tanto hay que luchar y pelear porque ninguna tenga que cerrar». Asimismo le pidió que defienda en el consejo de Ministros la apuesta del sector y de la Interprofesional «por el consumo moderado del vino englobado en una dieta mediterránea, la cultura y la tradición y que se hable en positivo del vino».

Planas habla de la acción tractora del sector vitivinícola, la pandemia y el PASVE

El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha clausurado el acto de presentación del estudio Importancia económica y social del sector vitivinícola en España. Ha destacado que los datos del informe no solo ponen de manifiesto la importancia del sector vitivinícola en España, sino su acción tractora de actividades conexas, como las proveedoras de inputs agrarios y alimentarios, las comercializadoras o la industria de la madera, del vidrio y del corcho, entre otras.

También ha resaltado, a la luz del análisis presentado, las enormes posibilidades de crecimiento y futuro de los productores y el buen trabajo de la interprofesional para dar respuesta a los desafíos más inminentes. “Tengo que dar una enhorabuena muy especial a la interprofesional porque es un excelente ejemplo”, ha indicado.

El ministro se ha referido, asimismo, a la pandemia y sus consecuencias para los productores de uva y vino. Al respecto, ha asegurado que el Gobierno “permanece muy atento” al impacto de la crisis sanitaria. Cuando en el futuro se vea lo que se ha hecho en tan poco tiempo y con tanta amplitud, “se comprobará claramente que hemos estado al pie del cañón”, ha concluido.

Ha mostrado su confianza en la fortaleza del sector para avanzar hacia un nuevo modelo de producción agraria para el que el sector vitivinícola es pionero y referente en innovación.

Sobre la producción vitivinícola ha señalado que está muy bien posicionada en materia de agricultura ecológica, lo que va a suponer una ventaja a la hora de cumplir con las ambiciosas aspiraciones medioambientales de la nueva PAC y el Pacto Verde europeo. “Hemos propuesto una ayuda básica a la renta, dirigida a todos los viticultores, para la sostenibilidad, tengan o no derechos de pago básico”, ha agregado.

Al repasar el estado actual del sector, ha recordado que este ha podido contar con un paquete de medidas extraordinarias aprobadas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, tanto de carácter económico, con más de 90 millones de euros, como social. En este último caso, y en referencia a las medidas adoptadas para garantizar la movilidad y la mano de obra en las campañas de vendimia, ha calificado de “auténtico esfuerzo de liderazgo colaborativo” el papel desempeñado por el Gobierno, las comunidades autónomas, los ayuntamientos y el propio sector para frenar los contagios.

Informe completo disponible en este enlace

[i] Valor Añadido Bruto (VAB), una magnitud similar al PIB (siendo este equivalente a la suma del VAB y los impuestos indirectos sobre los productos, menos las subvenciones), y empleo, cuantificado en número de ocupados equivalentes a tiempo completo.